Me llamó especialmente la atención el revuelo mediático que causó el festival de Coachella y el patrocinio de H&M. Se pasó prácticamente de no existir menciones sobre este festival en entornos generalistas a hablar de él en todas partes: anuncios en vallas publicitarias, en la web, tuits promocionados, etc. La marca sueca inundó cada ciudad en la que está presente con anuncios sobre los looks más adecuados para asistir al festival de Coachella, los looks que llevarían las famosas y acerca de las nuevas colecciones inspiradas en festivales. De este modo, quien nunca había escuchado hablar de este festival -o de muchos otros- pronto resultó ser un avezado experto en esta materia.
Pero, ¿cuál es entonces el problema? Realmente no creo que el patrocinio que algunas marcas hacen de ciertos festivales o eventos musicales sea malo, ya que muchas veces es la única manera que encuentran los promotores para que su celebración salga adelante. El problema viene con depende qué marcas patrocinan ciertos festivales. Evidentemente no tiene porqué ser mejor una marca de cerveza que una de ropa, si bien la publicidad que las primeras hacen de o en los festivales que patrocinan parece menos intrusiva que la que ha llevado a cabo, por ejemplo y ya que hablamos de este caso, H&M.
Está claro que esta asociación marcas-festivales es muy interesante desde el punto de vista publicitario y que supone un paso adelante en la búsqueda de nuevas vías de financiación y beneficio mutuo, pero si nos ponemos más puristas puede desvirtuar por completo el sentido del propio festival. Si no llega a ser por H&M, si no lees revistas y blogs especializados sobre música no te enteras de que se está celebrando el Coachella, pero lo que es más preocupante es que menos aún te enteras de quién ha ido este año (con la excepción de grandes grupos como Red Hot Chili Peppers, más mediáticos). La moda, la asistencia de "celebrities" que llevan la ropa de esas marcas y la apariencia han absorbido hasta tal punto la esencia del festival que priman por encima de la música, que es su razón de ser.
Eso es lo que me preocupa, la frivolización de los festivales. En el caso del FIB, por poner un ejemplo, que está patrocinado por Heineken -entre otros-, esa publicidad no es tan intrusiva. No prima el patrocinador por encima del patrocinado. Los patrocinios están bien, siempre que cohabiten y que no prime uno por encima del otro. Y, en caso de hacerlo, que la que prime sea la música, que es la razón de ser del festival.
Foto: H&M loves music
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