jueves, 7 de octubre de 2010

El principio del fin

¡Qué malo es el estrés y quien lo inventó...! Son días duros estos en los que tienes que habituarte a una nueva realidad, a una nueva visión de las cosas. Nunca pensé que el momento del "fin" llegaría, pero aquí está. Este año termino la carrera (o eso espero), y tengo tanto estrés y tantas cosas que hacer que apenas me queda tiempo para pensar qué haré después de septiembre. El panorama pinta muy mal, no tiene ni punto de comparación con el escenario que existía cuando yo empecé la carrera, tan ilusionada...ahora las ilusiones se han esfumado y lo único que queda es incertidumbre y quizás, por qué negarlo, algo de miedo. Pero bueno, a pesar de la situación reinante y del generalizado desasosiego, sé que, de algún modo u otro, iremos saliendo todos adelante, algo encontraremos.
Y mientras tanto, mientras llega ese ansiado y a la vez temido momento, intento adaptarme al comienzo de este año que tantos cambios trae a mi vida. Noto una extraña sensación de vacío que me ronda, que se empeña en cernirse sobre mí para atacarme cuando llegue el momento oportuno. Estoy "hasta arriba", como dice la expresión coloquial...no tengo tiempo para respirar ni para sentarme en el sofá, todo lo que me espera son trabajos, prácticas, grabaciones, exposiciones...llevo apenas unas semanas y ya vivo entre ordenadores y números. 
Y sí, para qué negarlo, este último año me está costando adaptarme más que cualquier otro. Estoy irascible y ando perdida. Es curioso, porque justo cuando más segura de todo debería de estar, es cuando más dudo. No pensé que enfrentarse a la última estocada iba a ser tan duro.
Como último ingrediente de la tarta, también siento una pena y una nostalgia muy grandes. Tengo que dejar aquello que, durante 5 años, ha sido mi segunda casa: el campus, mis compañeros, mi facultad...todo lo que ha sido media parte de mi mundo durante los últimos 5 años se esfuma. Y eso, quieras o no, da mucha pena. Al fin y al cabo, han sido los mejores 5 años de mi vida. 
Pero como dice siempre todo el mundo, hay que quedarse con lo mejor del asunto. Y con ello me quedo. Además, ¡aún me queda un año! (intento patético de autoconvencerme de que no llegó el final)

"Ay cuerpo, cuerpecito mío, qué caña te he metido en estos años que llevo de camino perdido...y las palabras ahora te delatan, lo que llevas dentro, aunque vengan disfrazadas de lo contrario, ya no me puedes engañar. Así que me voy, porque total, tomar mi propia decisión es casi la única libertad real que me queda..."
[Bebe]

No hay comentarios: