lunes, 4 de noviembre de 2013

Música y videojuegos (I)

¡Hola a todos! No, no soy Patricia (como podréis comprobar por mi escasa habilidad con la lengua escrita en comparación con la suya), sino un lector dispuesto a colaborar. Soy Carlos P.C., también conocido como Kalamar, y la dueña de este espacio digital me ha invitado para aportar mi granito de arena. Hoy vamos a hablar de videojuegos.

Ante todo, y para apaciguar a los más escépticos que han tenido que comprobar que este sigue siendo un blog sobre música, quiero aclarar que vamos a centrarnos específicamente en las melodías, bandas sonoras y tonadillas que forman parte de los videojuegos. Tanto para aquellas personas que nos consideramos “jugones”, como incluso para otras que quizás nunca han tocado nada más allá del Tetris. Y estoy seguro de que, simplemente mencionando ese título, a no pocos se os ha venido a la mente el más que inmortal bucle musical compuesto por Hirokazu Tanaka:

Tetris – Tetris Theme



Y es que esa es la primera faceta para la que se componen canciones de videojuegos: acompañar. Simplemente. Como música de ascensor, mientras hacemos otra cosa. Aunque el ejemplo del ascensor no sea muy adecuado, ya que no es especialmente lúdico, creo que se entiende mi punto de vista. Lo importante es que hay compositores que derrochan genialidad incluso para ese tipo de música, como podría servir el siguiente ejemplo, desde el longevo Super Mario Bros 3:

Battle Theme

No es escaso el legado del gran Koji Kondo, que lleva toda una vida consagrada a la composición para la legendaria Nintendo (y sigue en activo). Esto nos lleva, irremisiblemente, hasta la siguiente finalidad de la música en los videojuegos, indudablemente la más importante. Y qué mejor que otro tema del gran japonés de Nintendo:

The Legend of Zelda, a Link to the Past – Dark World Theme

Eventualmente las productoras y desarrolladores tras los videojuegos empezaron a necesitar contar historias, inundar las pantallas de emociones y tratar de conducirlas hacia los jugadores, haciéndoles partícipes de las aventuras que estaban presenciando. Y, como es bien sabido, el mejor conductor de las emociones es la música. El ejemplo anterior nos muestra, tras un viaje en el tiempo del protagonista, un mundo asolado por el caos, repleto de enemigos y corrupción donde antes abundaba la belleza y el verde. Y, flotando en el ambiente, Koji Kondo consigue transmitir la necesidad de hacer lo imposible por vencer y restaurar la paz y el orden de Hyrule.

Os regalo, como última referencia de este gran compositor, una de las melodías que más hondo me han calado, tanto como la profundidad de aquellas cavernas submarinas. Y esta interpretación del gran Smooth McGroove le hace justicia:

Super Mario 64 – Dire Dire Docks (Acapella)


Pero la cosa no se queda aquí, porque empieza el plato fuerte. Si os ha parecido interesante esta entrada, permaneced atentos al blog y próximamente continuaremos con el siguiente post. ¡Nos vemos! :)

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